miércoles, 20 de agosto de 2014

Capitulo 8

(2029):

Seguía pensado que uno de ellos sería mi padre. Pobre mama. Sufrió y por lo que estoy pensando esto acababa de empezar.

- Will, son las doce y cuarto. ¿A qué hora llega tu madre? – Me preguntó Zayn.

- Mierda, llega a la una. Tengo que llegar a casa en menos de diez minutos y ver que he ido al instituto y estar en la cocina preparando la comida.

- Will, respira chico. Yo te llevaré. Vamos – Me dijo, tranquilizándome, Louis.

Llegamos a las doce y veinte y le di las gracias. Me puse el uniforme del instituto y me dirigí a la cocina. Mientras la pasta hervía, me puse a pensar en todo lo que me había dicho Harry. Él y mi madre lo hicieron, tiene que ser mi padre, pero conociendo a mi madre seguramente usaron protección. Mierda, tengo que preguntárselo. Sería uno menos. Esto es peor que una novela de drama. 

Mi madre llegó y yo seguía pensando en mis cosas y no me percaté que la pasta estaba toda esparcida por la encimera. Joder, hoy estoy que no doy una. 
Después de limpiar, comer y lavar, mi madre me dijo que tenía que hacer un recado fuera de la ciudad y tardaría unas tres horas en volver. PREMIO. Como dijo se fue y yo corrí hasta su habitación en busca de la verdad.

Saqué todos los cajones, rebusqué en lo más profundo de su armario y encontré el tesoro. Era una caja de madera, tallada a mano con un hermoso 1D grabado en el centro de la tapa. Abrí y ahí dentro había, lo que un día fue, la vida de mi madre. Posters, entradas de conciertos, fotografías, CD firmados por los chicos y en especial cartas de amor que nunca fueron enviadas y dos novelas sin terminar. Mi madre una Directioner y por lo que veo, de las autenticas. Miré las cartas, las novelas y las fotografías. 

Pero en el fondo de todo había una libreta de color rosa, forrada con fotografías de los chicos y en la tapa principal ponía: “Diario Secreto De Una Directioner”. DSDUD. Ahí dentro había todo lo que ella escribió de niña, la cuenta atrás para el concierto hasta que los conoció. ¿De verdad? También estaba escrito como espero en el camerino de los chicos. Mi madre, definitivamente, estaba loca.

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