martes, 5 de agosto de 2014

Capitulo 13: Adiós, princesa

Me preocupaba seriamente Belén, pero yo no podía hacer nada por ayudarla. Ya le había dicho todo lo que tenía que decirle, ahora tenía que ser ella misma. La dejé sola en la barra y yo me fui a la habitación. Una vez allí, cogí mi móvil y lo encendí con la esperanza de hablar con Christian y dejar las cosas claras. Cinco llamadas y sesenta mensajes. La ultima conexión era de hacia dos minutos, pero prefería la llamada a los mensajes. Marqué su número y al segundo pitido su grave y profunda voz llegó a mis oídos:
-       ¡Por fin, princesa! Pensaba que te había pasado algo. – Dijo solo descolgar.
-       Hola, Christian. Siento no haberte llamado antes, pero estuve muy ocupada con todo. ¿Qué tal por casa? – Le pregunté antes de lanzarme a la piscina.
-       No te preocupes, Jen. Bien pero aburrido sin ti. – Dijo con su voz, ahora un poco más dulce.
-       Christian, tenemos que hablar. – Dije seria.
-       Yo también lo creo, Jennifer. – Al decir mi nombre completo me temí lo peor.
-       Christian, te quiero y lo sabes. Pero estar en Londres y tan lejos de ti…no quiero que eso influya en tu vida. Quiero que continúes con ella y cuando vuelva, si aún sientes lo mismo, continuaremos donde lo dejamos. Porque creo que no es justo que te haga sufrir cuando yo me lo estoy pasando bien.
La línea se quedo en silencio. Yo ya le había contado lo que pensaba, ahora le tocaba a él decírmelo. Los segundos se convirtieron en minutos y seguíamos en silencio. Sabía que estaba ahí, sentía su respiración. Cuando iba a decirle algo, él me contestó:
-       Jen, yo también te quiero, pero no dejarlo. No quiero pensar que puedes enamorarte de alguien en estos cinco días y no volver. Pero si lo quieres así, así será.
-       Christian, no me puedo enamorar de alguien en cinco días. Lo sabes perfectamente.
-       Lo sé, pero no cuesta creerlo. Jennifer…esto…te quiero y espero que vuelvas pronto. – Me dijo con su dulce voz.
-       Y yo, Christian.  Te veo en cinco días. Adiós.
-       Adiós, princesa.
Y colgué. Sabía que había hecho lo mejor para ambos, aunque él no lo viera así. Decidí que podría leer las preguntas que habíamos preparado en el instituto con Belén. Empecé a buscarlas y las localicé en la mochila de ella. Las leí un par de veces y me aburrí. Me puse mi pijama y me metí en la cama, con la esperanza de que Belén regresara pronto. Pasó una hora y la puerta de abrió, dejando ver una pequeña figura que venía directa a mí con una sonrisa:
-       Jen, guapa. Te quiero y quiero que sepas que eres la mejor de todas. – Dijo Belén con la voz totalmente alcoholizada.
-       Bel, ¿Qué has bebido? – Le pregunté seria.
-       Un par de cubatas, Jen. No te enfades, el camarero me ha invitado. Que buen chaval es.
Tenía razón no podía decirle nada, ya era mayorcita. La ayudé a estirarse en la cama y enseguida cogió el sueño. La tapé con las sabanas y le besé la frente, para luego decirle en voz muy baja:
-       Belén, ¿Que harías tú sin mí? Mañana te lo recordaré y me lo contaras todo, pero eso será después de conocer a los cinco chicos. Buenas noches.
Sonrió en sueños y yo en la realidad.

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