Capitulo 25 - Seguimiento: ¿QUÉ? ¿CÓMO? ¿DÓNDE? ¿CUÁNDO?

Sentía los calientes brazos de Zayn a mí alrededor. Sinceramente, me quedaría en esta posición un día tras otro, para toda la vida. Me sentía protegida, mientras su cálido aliento me susurraba tonterías en el oído. Estaba completamente desconectada del mundo. Zayn tenía razón cuando dijo que este era un lugar para desconectar y olvidarse de todo. Me olvide de los problemas que tenía en Barcelona, de Aaron, de todo. En mi cabeza solo había una palabra, o mejor dicho, un nombre. Zayn. En mi corazón, en mi cuerpo y en mi mente sabía que sentía algo por Zayn, algo que no había sentido con Aaron.

También tenía ese miedo que algo saliera mal, que él volviera a ser esa estrella de la canción y se olvidara de mí. Era de noche y habíamos llegado al hotel, pero aún estábamos dentro del coche. Sabía que tenía que despedirme de él, llegar a la habitación y hablarlo todo con Jenny, pero yo no quería hacerlo. Para mi suerte, Zayn habló:

-       Belén, será mejor que hablemos mañana. ¿Te parece?

-       Claro, Zayn. Mañana te llamo. Te… - Pero no terminé la frase.

Besé cortamente sus labios y salí del coche sin mirar atrás. Entré en la habitación y me encontré a Jen dormida en el sofá de la sala. ¡Qué tierna! No quise despertarla, así que me fui a mi habitación sin hacer ningún ruido, pero el solo movimiento de abrir la puerta hizo que Jenny abriera los ojos:

-       ¿Belén? ¿Eres tú? – Preguntó con la voz ronca.

-       No, si te parece soy Liam que vengo a echarte un polvo. – Dije irónicamente.

Me giré para ver su cara de dormida. Estaba apoyada en la parte alta del sofá con un cojín entre ella y el mueble.

-       Llegas tarde, Liam falso. El de verdad ya me lo ha hecho. – Dijo mientras escondía su rostro en él.

-       ¿QUÉ? ¿CÓMO? ¿DÓNDE? ¿CUÁNDO? – Grité fuera de mí.

-       Lo que has oído, Bel. Pues porque me gusta, a él le gusto y sucedió. Hoy, en la cama de mi habitación. – Dijo como si se tratase de una encuesta.

-       Madre mía, Jen. Te dejo sola y te desvirga un famoso. – Dije seriamente pero con un toque de ironía.

-       ¡BELÉN! No digas esas cosas, que me pongo más roja y nerviosa.

Dulce y inocente o ya, no tan inocente, Jennifer.



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