Sentí sus labios sobre los míos. Una increíble e indescriptible sensación. Sus manos se posaron en mi cintura y las mías se trasladaron a su cuello, mientras que masajeaba su cabello. Él interrumpió el beso, dejándome con ganas de más y los labios rojos e hinchados. Me sonrió mientras acariciaba mi mejilla y depositaba un dulce beso en mis labios:
- Jennifer, ¿Quieres venir a un lugar más tranquilo? Si quieres…no te… - Pero lo interrumpí, poniendo un dedo en sus suaves labios.
- Liam, es Jenny y si quiero ir. No tienes que obligarme a nada. – Le dije con una sonrisa.
Con su preciosa sonrisa, me cogió de la mano y se abrió paso entre la multitud. Divisé a Belén hablando con Zayn en la barra. ¡Qué monos se veían juntos! Entramos en una sala teñida de rojo. Sofás, cortinas e incluso las bebidas que habían encima la pequeña mesa. Nos sentamos en uno de los dos sofás. Liam rodeaba mis hombros con su brazo. Con una mano jugaba con su pelo y con la otra acariciaba su pierna, pero en ningún momento dejaba de mirarlo a los ojos. Esos preciosos ojos color miel que me hipnotizaban y me quitaban la respiración. Me quedé mirándolo sin poder gesticular una palabra:
- Jen, ¿Sigues ahí?
- Perdona…pero me he quedado mirando tus ojos. De cerca son más bonitos aún. – Dije con la cara del mismo color de la sala.
- No me pidas disculpas, Jenny. Yo creo lo mismo de ti.
Ahí me dejó sin palabras. Me cubrí la cara con ambas manos, mientras me inclinaba hacia adelante muerta de vergüenza:
- Jennifer, mírame. No tienes por qué avergonzarte. Eres preciosa, tienes una personalidad que me enamora y…
- Liam, no sigas. Me iré y todo volverá a la …
Y me besó. Un beso de esos de película. En el que el chico coge a la chica por la cara y junta sus labios, mientras ella deja caer sus brazos al lado de su propio cuerpo porque no se imaginaba que ese chico la iba a besar. Después de ese intenso beso, me recuesté en su hombro, deseando que ese momento no terminase nunca:
- Jen, me gustas y no puedo evitarlo, pero…
- Porque siempre que alguien me dice algo bonito, siempre hay un maldito pero. – Dije con la cara escondida ahora en su pecho.
- Porque no todo puede ser flores y corazones, Jenny. - Me contestó entrelazando nuestras manos en su regazo.
Levanté mi cabeza y uní nuestros labios una vez más, antes de salir de la sala roja. Alcé la mirada para buscar a Belén, pero no la encontraba por ningún sitio. ¡Qué raro! Me dirigí a la barra y encontré a Harry y a Niall hablando con unas chicas mientras bebían copas, una tras otra sin pensar en la resaca de mañana. Al verme, Harry se disculpó de la morena y se acercó:
- Jenny, ¿Dónde estabas? ¿Y Liam? – Me preguntó con una sonrisa en sus labios.
- Estaba con Liam en la sala esa, la del fondo, la de color rojo, pero me he ido. – Dije como si se tratara de la cosa más normal del mundo.
- ¿Por qué? ¿Qué te ha hecho? – Me volvió a preguntar con las cejas fruncidas.
- Nada, Harry. Tranquilo, todo está bien.
- No, todo no está bien. ¿Por qué te has ido de mi lado? – Preguntó esa dulce y sexy voz.
Me giré y me encontré con Liam. Tenía los labios en una línea fina, sus ojos me miraban buscando una respuesta y su mano se iba acercando a mi rostro:
- Jennifer, dímelo.
- Liam, es Jenny o…
Pero no me dejó terminar y unió nuestros labios delante del cantante de ojos verdes. No me importaba el porqué de la situación, sólo quería disfrutar de sus labios, una vez más. Me alejé de él con una sonrisa pero no demasiado. Rodeé su estrecha cintura con un brazo y él, mis hombros. Seguía buscando a Belén con la mirada pero seguía sin verla. Me acerqué al oído de Liam y le sugerí salir fuera para tomar el aire. Asintió con la cabeza, mientras me depositaba un tierno beso en la cabeza. Andamos hasta la salida y al salir a la calle, me encontré con una triste escena. Bel tenía los ojos algo rojos. Zayn la sujetaba como si estuviese a punto de besarla y a mi cabeza vino un nombre. Christian.
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