Un día sin más, Lidia no vino a clase. Cuando terminaron, la llamé enseguida. Me contestó rápidamente a la llamada y sin dejar que le preguntara el porqué, me dijo que me preparara una maleta y saliera pitando hacia el aeropuerto. Al ser 20 de agosto, hacia muchísimo calor. Llegué al aeropuerto y Lidia me esperaba con una enorme sonrisa:
- ¿Se puede saber porque me haces venir al aeropuerto y con una maleta llena de cosas?
- Hola a ti también ___(tn). ¡Me ha tocado la lotería y nos vamos tú y yo a Londres!
¿A Londres? Mira que hay países en el mundo y ha tenido que elegir el país donde he pasado los últimos meses más bonitos y más tristes de mi vida, pero bueno es un viaje gratuito a Londres. Además, Londres es enorme no creo que nos encontremos con ellos.
Volamos en primera clase, con todo tipo de lujos y comodidades. Llegamos a Londres y el tiempo parecía bastante estable. No hacía ese frió y esa humedad británica, característica del país. El sol brillaba y calentaba las calles de Londres. Nos dirigimos al hotel Heathman y cogimos una habitación. Cuando abrimos las puertas de la habitación, nos quedamos sin habla.
Era enorme y decorada de la manera más moderna posible. Entramos como niñas gritando, como si hubiéramos dado con el tesoro y nos lanzamos a la cama. Reímos como locas, observando lo que sería nuestra casa por unos días.
Lidia y su afán por descubrir cosas nuevas, nos llevaron a una cafetería del centro de Londres. A juzgar por la multitud, pensé que habría algún famosillo rondando por ahí cerca. Me di cuenta enseguida: Londres, multitud, famosos…Mierda. No podía ser. Con lo grande que era la ciudad, que estuvieran justamente ahí. Me giré para comprobar que mi mente empezaba a delirar y observé a un chico firmando papeles y posters.
- ¿Se puede saber porque me haces venir al aeropuerto y con una maleta llena de cosas?
- Hola a ti también ___(tn). ¡Me ha tocado la lotería y nos vamos tú y yo a Londres!
¿A Londres? Mira que hay países en el mundo y ha tenido que elegir el país donde he pasado los últimos meses más bonitos y más tristes de mi vida, pero bueno es un viaje gratuito a Londres. Además, Londres es enorme no creo que nos encontremos con ellos.
Volamos en primera clase, con todo tipo de lujos y comodidades. Llegamos a Londres y el tiempo parecía bastante estable. No hacía ese frió y esa humedad británica, característica del país. El sol brillaba y calentaba las calles de Londres. Nos dirigimos al hotel Heathman y cogimos una habitación. Cuando abrimos las puertas de la habitación, nos quedamos sin habla.
Era enorme y decorada de la manera más moderna posible. Entramos como niñas gritando, como si hubiéramos dado con el tesoro y nos lanzamos a la cama. Reímos como locas, observando lo que sería nuestra casa por unos días.
Lidia y su afán por descubrir cosas nuevas, nos llevaron a una cafetería del centro de Londres. A juzgar por la multitud, pensé que habría algún famosillo rondando por ahí cerca. Me di cuenta enseguida: Londres, multitud, famosos…Mierda. No podía ser. Con lo grande que era la ciudad, que estuvieran justamente ahí. Me giré para comprobar que mi mente empezaba a delirar y observé a un chico firmando papeles y posters.
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