lunes, 13 de octubre de 2014

Capitulo 43: ¿En qué sector estás?

La semana y media pasó como pasaba una buena película. Belén me había enviado mi entrada por correo y cuando la tuve la admiré, como quién admira una obra de arte. Y el día esperado llegó. Hoy vería de nuevo a Belén, a Zayn y sobre todo, a Liam. La verdad, me moría por verle. Por verle sonreír, por verle reír y volver a sentir sus labios sobre los míos. Me levanté temprano por los nervios y con toda la tranquilidad del mundo llegué hasta el estadio Olímpico de Barcelona y me quedé sin palabras. Había centenares y centenares de chicas, solas o acompañadas por sus padres haciendo cola. Algunas dormían en el suelo con sacos de dormir, otras deambulaban por ahí y yo no sabía dónde meterme.
Caminé por las filas y me reí a ver a unas niñas pintándose los brazos y piernas con los nombres de los chicos. ¡Qué tiernas! Seguí andando y unas chicas me dijeron:
-       Hola, ¿buscas a alguien?
-       Mmmm… Hola. No, no busco a nadie en concreto. Solo paseaba. – Miré a las tres chicas que me habían preguntado.
-       ¿En qué sector estás? – Pregunto la rubia.
-       Creo que… en el A. – Saqué mi entrada y lo confirme. – Si, sector A.
-       ¡Nosotras también! Si quieres puedes ponerte aquí. Así, no estás sola. – Saltó de alegría una castaña con mechas rosas.
Asentí y pasé toda la mañana con ellas. Se llamaban Cristina, Sara y Anna. Todas eran de Valencia y habían venido a acampar para estar lo más cerca posible de One Direction. Cristina, la rubia que me pregunto, estaba como loca por Niall. Según ella, ese rubio irlandés le volvía loca. Sara se moría por Louis y su locura. Y en cambio, Anna, la de las mechas rosas, estaba enamorada de Harry, su niño. Me contaron que su sueño era conocerlos a todos y en especial a ellos tres. Mi mente empezó a pensar en poder cumplir su sueño.
Sobre las cuatro y media de la tarde llegaron los teloneros e hicieron las pruebas de sonido. De tanto en tanto, alguna canción de 5 Seconds of Summer o de Abraham Mateo sonaba por todo el Olímpico. A las seis entrabamos en el Estadio Olímpico de Barcelona y parecíamos niñas. Nos colocamos a pie del escenario, donde dos hombres de seguridad con miraron y saludaron. ¡Qué simpáticos! En las grandes pantallas, pusieron algunos anuncios. Con algo de retraso, los dos teloneros tocaron sus canciones y yo disfruté como una más. Nadie me conocía, nadie sabía quién era, nadie sabía que cuando terminase ese concierto yo estaría en los brazos de uno de los miembros de One Direction. 

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