lunes, 13 de octubre de 2014

Capitulo 39: Vete, vuelve a Londres

¡Christian! En cuanto Liam lo vio, su cara se transformó por completo. Los ojos se le tiñeron de negro y los músculos se le tensaron. Se levantó pese a las continuas palabras que le decía. Belén estaba parada en la puerta y no se percató de la presencia de Liam, hasta que este impactó su puño en la cara de Christian. ¡Dios, eso tenía que doler! Los tres estábamos en shock, no sabíamos si parar a Liam y alejarlo de Christian o dejarle que le diera su merecido.
Mientras nuestras mentes trabajaban en elegir uno de los dos planes, Liam molía a ostias duras y directas la cara y el cuerpo de Christian. No fue hasta que vi la sangre de él en las manos de Liam, que grité:
-       ¡LIAM! ¡BASTA! ¡QUÉ LO VAS A MATAR!
Zayn reaccionó con mi grito y sé acercó a los dos locos que se mataban en el suelo, o al loco que mataba a Christian. Agarró a Liam de la espalda y lo alejó de un muy magullado Christian. Rápidamente, fui con Christian y llamé a una ambulancia. Me daba igual los paparazzis, me daban igual los periódicos. Al cabo de unos minutos, dos enfermeros se llevaron a Christian y este, antes de desaparecer por la puerta principal del edificio, dijo:
-       Lo siento, Jen.
Y una lágrima cayó por mi mejilla. Volví a entrar en nuestra casa y Belén y Zayn habían desaparecido. Seguramente estaban en la habitación de ella. Liam estaba sentado en el sofá con su cabeza apoyada en sus manos. Me senté a su lado pero sin tocarlo. Liam levantó la cabeza y dijo mirándome a los ojos:
-       Lo siento, Jennifer. No sé que me he pasado, se me ha ido de las manos. No pretendía herirle, solo asustarlo y ya está. Te juro que no quería hacerle daño.
-       Liam, a mi no tienes que pedirme perdón. Pero ya sabes que una vez te dije que la violencia no es la respuesta a nada y tú sigues sin hacerme caso, lo único que te puedo decir es que te vuelvas a Londres, donde está tu vida y tu gente. – Le contesto sin mirarle yo.
-       ¿Qué? ¿Me estás diciendo que por pegarle a ese tío que te pego a ti quieres que me vaya y te deje aquí? ¡Lo llevabas claro, Jennifer! – Me dijo con un tono que no me gustaba.
-       Exactamente eso te estoy diciendo, Liam. Vete, vuelve a Londres. Sé feliz y vive.
-       Soy feliz dónde estés tú. ¿Qué no lo ves? He viajado des de Londres para verificar por mi mismo que estás bien, que me necesitas tanto como yo a ti. No puedes pedirme que me vaya. Jen, te quiero y eso ni un océano puede remediarlo. Por mucha agua que metas entre medio de los dos, te seguiré queriendo y tú me seguirás queriendo a mí.
-       Liam, sabes que nuestras vidas no son compatibles. Claro que te seguiré queriendo, pero de una forma distinta a la que algún día una chica te pueda querer. Hazme caso por una vez en tu vida, Liam Payne. Vuelve a Londres. – Seguía intentándolo, aunque no lo quisiera.
-       ¡Y UNA MIERDA! ¿Qué tonterías estás diciendo, Jennifer? ¡Te quiero y me quieres! ¿Qué estás diciendo de nuestras vidas? ¡No metas a la fama en esto! – Gritó fuera de sí.
-       Liam, escúchame… - Pero como costumbre, me interrumpió.
-       ¡NO! No quiero escucharte si vas a decirme lo mismo que la otra vez. ¡NO! Me niego a escuchar eso de tus labios una vez más. ¿Te ha quedado claro? – Declaró harto de todo.
-       Sigues sin saber escuchar a la gente, Leeyum. – Y sonreí.
Al decirle esa palabra, su cara se dulcificó y su voz volvió a ser la que a mí me enamoró. Me tocó una mejilla y me preguntó:
-       ¿Por qué me llamas así?
-       Porque sé que no me escuchas cuando estás enfadado. Y cuando se te pasa, te lo digo y vuelves a ser el chico que me enamoró. – Le expliqué.
Sonrió con esa preciosa sonrisa que tenía y dijo:
-       Si me voy, quiero que me prometas que cada semana nos llamaremos antes de irnos a la cama y que cada día me mandarás un mensaje diciéndome lo que has hecho y por encima de todo, quiero que me jures que nunca va a dejar que nadie te cambie. Dentro de unos años, cuando vuelva a España quiero verte en el concierto, siendo la misma chica que conocí en Londres haciéndome una entrevista y la que se sonrojó al decirle Piernas bonitas y cara de ángel. ¿Me prometes todo esto?
-       ¿Quieres que me corte las venas y hagamos un pacto de sangre? – Me reí de él. Asentí como si me pidiera ir al fin del mundo con él.
-       ¡No te rías, Jenny! – Se río él.
Me cogió de la cintura y me puso encima suyo. Me miro con esos ojos caramelos que tanto había deseado ver un día y me dijo:
-       Si me besas, prometo cumplir mi única promesa. Prometo irme a Londres y llamarte cada día antes de irme a la cama.
-       ¿Eso no era mi promesa? Liam que empiezas a hacerte mayor y olvidas las cosas que prometes.
Sonrío y fundimos nuestros labios una última vez. 

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